Hoy, le echo de menos.
No me acostumbro a su ausencia. Sin él, mi vida parece una absurda monotonía. Llevo 6 días sin verle, y eso para mí, es una eternidad. 6 días sin perderme en el azul de su mirada, sin hablarle con caricias, sin sentir el tacto de su piel, sus labios sobre los míos, sus ojos recorriéndome y sus manos sobre mi pelo. Tan sólo he hablado una vez con él desde que sue fue...y para colmo era una voz distorsionada, no es lo mismo hablar con una persona por teléfono que hacerlo a tres centímetros de él.
No me apetece comer, ni hablar con nadie. Sólo quiero estar tirada en la cama con el jersey que mi abuela me regaló y que huele tan bien. Huele a él. No soy capaz de soñar, ni siquiera puedo soñar con él, se ha ido para siempre...Y si no puedo soñar, ¿para qué voy a dormir?
Todos los días es la misma monotonía. Me levanto por la mañana para ir al instituto, no hablar con nadie, volver a mi casa y tirarme en la cama. No escucho música, no acaricio a mi perro, no estudio, no canto, no leo, no sonrío. ¿Para qué iba a sonreír si él no puede decir lo bonita que estoy?
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