No digas nada, tienes que saber que lo único que me une a la
vida es un hilo muy fino que recibe tu nombre. Deja que la noche se cierna sobre
nosotros en este camposanto donde nuestra compañía son los seres que descansan
en sus lechos bajo tierra. Solo cierra los ojos conmigo y deja que tu alma
recorra los numerosos recuerdos que vivimos juntos, porque aquí acaba mi viaje.
Pronto, al amanecer, tú te iras llevándote mi aliento; en cuanto desaparezcas de
mi vida, yo también desapareceré de este mundo, pero espero que me conserves en
tu ingeniosa mente, donde siempre he sido bella a tus ojos, el único sitio en el
que me sentí segura. No te preocupes por mí, pues yo seré más feliz allí, donde
hay más seres como yo que buscan la felicidad eterna. Antes de que te vayas
quiero pedirte mi última voluntad: bésame hasta que los pájaros despierten junto
a mi último amanecer
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